- Para empezar, pegan unos tirones muy bruscos. Cuando apretamos el botón la correa se para en seco y si el perro se estaba moviendo en ese momento se lleva un buen golpe.
- Además, enseñan al perro a tirar de la correa, y normalmente lo que las personas que paseamos con perros queremos es lo contrario. Si quieres un perro que no tire al caminar, una correa cuyo mecanismo hace que haya que tirar de ella para poder avanzar, es más bien contraproducente.
- Se rompe con mucha facilidad, y el mango abulta y pesa bastante. Es poco práctica.
- Está en constante tensión, lo que resulta incómodo para el perro sin duda. Imaginad caminar por la calle tirando de una goma elástica continuamente tensa. No tiene pinta de ser agradable, ¿verdad?
Algunas personas me dan el argumento de que utilizan la flexi pero la dejan larga y fija, por lo que no está en tensión. Muy bien, desde luego es mejor que llevarla tensa, pero... Ya puestos a usarla así, ¿no sería más práctico usar una correa larga normal y corriente?
Por otro lado, me encuentro muchas situaciones así (historia real que me pasa con demasiada frecuencia):
Siempre recomiendo correas largas, de 3 hasta 5 metros, fijas. Yo utilizo con mi perra una de 5 metros. Puede que al principio te hagas un poco de lío, pero en cuanto te acostumbras son mucho más cómodas y más prácticas, y menos peligrosas.
Y es que no solo es una cuestión de practicidad o comodidad, las Flexi también tienen riesgos que conviene tener en cuenta. En este artículo de pro galgo españa están muy bien explicados:
¡Espero haberos hecho reflexionar un poco sobre las correas extensibles!
Por favor, si el dibujo está demasiado pequeño y no se lee bien ponedlo en los comentarios y lo subiré más grande ;)
Genial, tanto la publicación como las viñetas.
ResponderEliminarGenial Viole, enhorabuena.
ResponderEliminarLa viñeta me encanta. El artículo y el enlace creo que son fundamentales para cualquiera que tenga un perro.